lunes, 25 de noviembre de 2019

EN LA OFICINA


EN LA OFICINA




María se tenía que quedar en el trabajo hasta tarde así que tuvo que suprimir una vez más la cita que tenía con Guillermo, llevaban una temporada los dos con mucho trabajo, así que se veían para comer, desayunar, dormían juntos, pero al final era todo un quiero y no puedo.
Guillermo tenía que reconocer su frustración, aunque a los dos les gustaba pasar la noche juntos eran dos testarudos que no querían perder su independencia, así que no daban el paso de vivir juntos. Luis le preguntó a María con quien se quedaba a trabajar y ella le dijo que sola, tenía que acabar un papeleo.
Guillermo lo preparó todo en una bolsa de deportes y se fue hacia la oficina de María, aparcó cerca del portal y observó como salían sus compañeros, a los que conocía de irla a buscar o a la hora del café. Por suerte no tenían derecho a parking así que todos salían por la puerta andando antes de ir a sus coches.
Guillermo pensó que si alguien se fijaba podría perfectamente pensar que era un acosador o algo así. A eso de las 11 de la noche decidió que María ya había trabajado suficiente y empezó a poner en práctica su plan. Lo más importante era sobornar al portero, que le conocía, convenciéndole que quería darle una sorpresa a María, eso fue fácil, costoso, pero fácil. Una vez que le abrió la puerta Guillermo se dirigió por el pasillo oscuro hasta la oficina iluminada de María, antes de entrar la miró por el cristal, estaba tan enfrascada en su trabajo que ni había oído abrir la puerta ni se fijaba que él la observaba por el cristal.
María estaba preciosa, su melena negra recogida en una coleta mal hecha, las gafas puestas y esa cara de concentración tan parecida a la que ponía cuando orgasmeaba, cuando María se mordió el labio, Guillermo ya no pudo aguantar más.
Entró en la oficina de María y esta dio un respingo en la silla con el susto, pero al ver a su amor se relajó y sonrió. Guillermo guardó la compostura ya que iba a ir de Amo enfadado, bueno eso si María no le mandaba a la mierda y le decía que la dejase trabajar claro.
-          María, estoy muy disgustado, me has dejado de lado has faltado a varias citas, no puedes fallar así a tu Dueño.
María contuvo la risa, tenía que reconocer que le costaba meterse en el rol de sumisa y propiedad, casi tanto como le costaba salir cuando se metía, miró al PC, miró a Guillermo, y su coño dio una palmada en plan “¿No te lo estarás pensando cacho perra?”, así que María no se hizo de rogar más. Se levantó sensualmente, puso sus gafas sobre la mesa, se soltó la melena e hizo un movimiento de cabeza que a Guillermo le volvía loco, para que su pelo se extendiese libre por sus hombros, miró a Guillermo con ojos de vicio, y se arrodilló y se acercó a él gateando, le besó la punta de los zapatos y le dijo.
-          Tiene razón mi Dueño y Señor, merezco un castigo duro y sin piedad.     Su perra merece un castigo.
Cuando María le hablaba así, a Guillermo le costaba mucho no engancharla del pelo, arrastrarla hasta la superficie horizontal más cercana y follarla allí mismo, pero tenía que guardar su compostura de Amo autoritario.
María había estado muy estresada y tenía que reconocer que en estos momentos en los que cedía todo el control a Guillermo la relajaban más que cualquier spa.
Guillermo abrió la bolsa, sacó la correa y el collar y se los puso, sacó una mordaza que imitaba un juguete de  perro y se la puso también.
-          Desnúdate - le ordenó.
María se desnudó sin incorporarse del suelo, ya que él no se lo había pedido, se quitó la camisa blanca que llevaba, los botines de tacón y por último la ropa interior y los calcetines.
Guillermo la cogió por la correa y la acercó a la mesa y la ordenó que recogiese la mesa y la vaciase, le encantaba ver hacer cosas a María así desnuda, amordazada a su merced. Una vez que la vació, el le puso la mitad de su cuerpo sobre la mesa, le abrió las piernas y le ato cada una a una pata de la mesa, quedándole bastante abiertas. Luego le puso sus brazos juntos hacia delante y le ató las manos pasando la cuerda por uno de los abridores de los cajones, sin poder obviar mientras realizaba esta operación  como la baba caía por la barbilla de María a causa de la mordaza.
Ahí tenía a María a su merced, respirando con excitación, pero relajada. Sacó una colita de perra de goma de esas que se mueven con gracia cuando la sumisa gatea y se lo metió en el culo a María usando solamente la mojadura de su coño como lubricante, sin cuidado ni piedad, esto era un castigo, no porque María le hubiese descuidado a él, no María se había descuidado así misma, estaba estresada, cansada y de mal humor estos días, no sabía delegar y acababa sobrecargándose de trabajo. María emitió un pequeño gruñido cuando notó la intrusión en su culo, pero no protestó, Después Guillermo sacó una fusta que a María no era la que más le gustaba, la fusta acababa en un pequeño latiguillo, que acompañaba al fustazo aumentando el dolor. Pasó la fusta por el cuerpo de María y le metió la empuñadura en el coño bajo la orden de no correrse. Se la sacó de golpe y María tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no correrse.
Sin mediar aviso, empezó a soltar golpes en su culo, con tal fuerza, que el latiguillo del final abría pequeñas rajas rojas al borde del sangrado, la siguió golpeando las nalgas, la espalda, los antebrazos, pendiente de que las lágrimas que empezaban a asomar en los ojos de María no denotasen que ya no disfrutaba, pero María se había descubierto como una gran masoquista, que nunca pedía parar. Cuando el cuerpo de María se había convertido en un lienzo lleno de fustazos y pequeñas marcas sangrantes del latiguillo, Guillermo dejó la fusta y siguió golpeando el culo de María con la mano, le encantaba notar el calor que emanaba.
Cuando se cansó se dirigió a la zona de delante de la mesa, María jadeaba a través de la mordaza y alguna lágrima asomaba por sus mejillas, aunque no era muy llorona, desató la cuerda del cajón y la cogió por el pelo para indicarle que se incorporase, guió su manos con la cuerda detrás de su cuello y ató la cuerda que colgaba alrededor de su cuello para que no pudiese moverlas, y sin mediar palabra empezó a golpear sus pechos, estos enseguida empezaron a llenarse de rajitas rojizas, le dio algún fustazo en la barriga, y empezó a morderle los pezones y a estrujarle los pechos salvajemente, a María le temblaban las piernas, y con ellas atadas a la mesa tan abiertas, estaba empezando a costarle guardar el equilibrio. Guillermo debió darse cuenta, así que la desató las piernas y las manos y le indicó que se arrodillase, le cogió la correa y le hizo pasear por el despacho para ver como se contoneaba la colita, esto humillaba y excitaba a María por igual. Por último se acercó a un sofá que tenía en la oficina, se bajó los pantalones, iba sin calzoncillos para ahorrar tiempo, le quitó la mordaza y no tuvo que mediar palabra, María estaba hambrienta en todos los sentidos, le comió la polla y los huevos a Guillermo como si no hubiese mañana, y cuando este se corrió no desperdició ni una gota y se quedó allí a cuatro patas esperando su recompensa, Guillermo se levantó y sacó un bol de perro de la bolsa, echó agua en él y se lo puso a María delante, ella dudó un momento, pero en seguida se puso a beber con la lengua, sin levantar las manos del suelo y levantando mucho el culo con su colita, Guillermo sabía que en seguida le podía dar más de comer, si. Cuando sació su sed, María levantó la cabeza y miró a Guillermo, ella ya estaba totalmente metida en la escena, era su perra, no iba a hablar, no iba a protestar, no iba a pedir nada, iba a aceptar todo lo que él le diese. Guillermo le indicó que se sentase sobre sus talones y la ató las manos detrás, sacó una tableta de chocolate almendrado que era el preferido de ella y empezó a alimentarla con pequeños trozos que ella comía con avidez, estaba realmente hambrienta, mientras la polla de Guillermo ya había tomado vida, así que la acercó y María volvió a lamerla, envolverla en sus labios, succionar sus huevos, volverla a lamer a lo largo sin parar de mover esa lengua que a veces parecían dos, envolver, besar, apretar lo justo, tragarla hasta dentro, asfixiarse en ella y volver a empezar, él podría pasarse así la eternidad, si existía un cielo tenía que ser esa boca, esta vez cuando Guillermo notó que volvía al clímax, la separó y se corrió sobre su cara y sus pechos y se sonrió cuando vio que ella sacaba la lengua para pillar alguna gota, era una perra viciosa y golosa y eso le encantaba.
Cuando acabó se agachó y besó a María apasionadamente, esta estaba ahí arrodillada con las manos atadas a su espalda, marcada y sudorosa con cara de viciosa esperando su recompensa, así que Guillermo pensó en llevarla un poco más a su extremo y le dijo:
-          Mi querida perrita hoy no te vas a correr, y mañana ya veremos si estoy generoso o no.
Por un momento el rostro de María se ensombreció, pero de repente se le puso otra vez esa cara de lujuria y se dio cuenta, para su sorpresa, que el hecho de que no le dejase correrse le estaba excitando aún más, y en cierto modo ese dominio que ejercía sobre ella Guillermo le encantaba y curiosamente le hacía sentirse libre.
Los dos se vistieron, él no dejó que ella se lavase y  no le quitó el collar, eso quería decir que seguía siendo su perra.
La llevó abrazada hasta el coche y la ayudó a subir, cuando llegaron a casa de él, María iba medio dormida, subieron al piso y le dijo a María que no se lavase ni se quitase el collar, cuando se metieron en la cama María se durmió exhausta e increíblemente relajada en los brazos de Guillermo. Este miraba lo bonita que estaba su perrita con su collar y dormida entre sus brazos y decidió que no la iba a dejar escapar. Quería que fuese suya en cuerpo y alma. 

miércoles, 20 de noviembre de 2019

MI PRIMERA EXPERIENCIA CON DOS AMOS


MI PRIMERA EXPERIENCIA CON DOS AMOS


            Hace poco mi Dueño y yo habíamos hablado sobre mi evolución, Él me decía que estaba orgulloso del nivel que había alcanzado en estos ya 5 meses, pero claro, yo soy su obra, así que no es objetivo y me preguntó si querría ser cedida o compartida con otro Amo, y le contesté con sinceridad, pensaba que aún no estaría a la altura, y que no le iba a dejar quedar bien, esa realmente era mi única objeción. Siempre quiero que mi Amo esté orgulloso de mi, él sabía que en una ocasión había estado con dos Amos, pero con 19 años. Y también sabía que quería que me paseasen con una correa.
            Cuando me vino a recoger me sorprendió el camino inesperado que cogimos con el coche y más cuando me hizo bajar en plena ciudad en una zona totalmente inusual.
            Mi Dueño me condujo a un edificio e hizo una llamada, al poco apareció otro hombre muy agradable, que abrió el portal y subió con nosotros al piso. Mi Dueño me había dicho que había estado hablando con otro Amo de un asunto que tenemos en mente, cuando llegamos a la puerta del piso, mi Dueño me puso el collar, ató la correa a él, me vendó los ojos, me hizo arrodillar y oí como le decía al otro hombre, que yo no sabía aún quien era que me guiase dentro a cuatro patas, he de decir que ahí agudicé todos mis sentidos para asegurarme que mi Dueño entraba también, no es que dudase obviamente, pero la situación me había cogido por sorpresa, el hombre me guió al interior de la casa por la correa y me subió a lo que acertadamente supuse una cama. Una vez allí, mi Amo me besó como siempre antes de empezar, me desnudó y me dijo quien era el hombre, era el Amo del que me había hablado, me preguntó si estaba de acuerdo con la situación y yo le dije que sí, no sé porqué, estaba tranquila, siempre sé que mi Dueño no me va a poner en una situación para la que no esté preparada, así que si el pensaba que era el momento de jugar con otro Amo debía estarlo. Me ató las manos, sabe que me encanta sentirme indefensa y a su merced. Además él iba a estar conmigo, cuidando de mi. 

Cuando el otro Amo se puso a jugar con el plug mi Dueño le dijo que con cuidado, sabe que mi culo es quejica y caprichoso. Ya ahí empezaron a usarme los dos, me empezaron a azotar el culo sin condescendencia, y las tetas y mi Dueño empezó a tallar sus iniciales y las del otro Amo en mi culo, me levantaron y empezaron a torturar mis pechos, a colgarles a saber que, yo seguía con los ojos vendados, pero tenía clarísimo cual era el tacto de mi Amo. Yo soy una mujer corpulenta y siempre me siento segura cuando mi Dueño me maneja, en cambio hubo un momento en que el otro Amo me intentó mover, me tensé, pensé que me caería, y no porque no me fiase, en todo momento se mostró delicado y cuidadoso conmigo, pero no era mi Amo. Mientras el otro Amo jugaba con mi culo y mi coño, me penetraban en el coño y en la boca, y con el plug en el culo, me sentía totalmente saciada, cuando mi Dueño follaba mi boca, he de decir que al tener su polla en mi boca, me daba cierta paz, me dieron la vuelta y le dieron a mi coño el mismo tratamiento que al culo, mientras mi Dueño seguía usando mi boca, el otro Amo  me golpeaba el coño tan contundentemente que mis piernas se cerraban sin querer, lo cual me hacía llevar golpes mayores, intercambiaron posiciones y mi Dueño empezó a tallar mi coño también con sus nombres. Me colocaron de rodillas, y mi Dueño empezó a darme con el floguer en las tetas, y besarme, en ese momento necesité tocarle, pero como no estábamos solos le pedí permiso para tocarle, que obviamente me dio, sino me da un algo.
            Estaba exhausta del tratamiento que me estaban dando, así que amablemente el otro Amo dijo que mejor que descansásemos, me cogió y me echó sobre Él, he de reconocer que en ese momento me tensé un poco, mis descansos con mi Dueño son momento mimos, pero el otro Amo me empezó a acariciar y empezó a decirle a mi Dueño lo buena sumisa que era y vi el orgullo en la cara de mi Dueño y me relajé, el descanso duró poco, porque mi Amo saco la bati y empezó a batir mi coño y a provocarme torrenciales orgasmos, mientras el otro Amo  me besaba con dureza y magreaba mis tetas, mi Amo me hizo levantar y me provocó un orgasmo torrencial como sólo Él sabe hacer. Después metieron en mi culo un plug hinchable y vibrador, era la primera vez que me metían uno. He de reconocer que no me estaba gustando, pero como seguían golpeándome y usándome, me distraía algo de la intrusión, pero hubo un momento en el que ya no podía más, no era dolor, pero me molestaba mucho, eso que el mío ni lo estaba notando en un momento dado, pero este cada vez que lo hinchaban buff, así que pedí por favor que me lo sacaran, no usé la palabra de seguridad, si mi Dueño me hubiese pedido que lo aguantase más, lo habría hecho, pero tenía verdadera fe en que no lo hiciese, y así fue, mi Dueño nunca me falla.
El otro Amo quiso que me sentase en su polla, cambiaron el plug por sus pollas, que me gusta mucho más, empezó mi Dueño provocándome un orgasmo solo así analmente, mientras el otro Amo me ahogaba con su polla, se intercambiaron la boca y el culo, y llegó un momento en que los tres estábamos exhaustos y además mi Dueño tenía que trabajar. El otro Amo fue tan amble al despedirnos y usó unas palabras de elogio tan cariñosas que hicieron sentir a mi Amo tan orgulloso que hizo que yo también me sintiese orgullosa.
            Quizás esas palabras de orgullo con las que habla mi Dueño cada vez que me comparte con otro hombre, que me hacen sentir como una Diosa, la mujer más deseable del mundo, es lo que hace que disfrute tanto de los tríos.

martes, 5 de noviembre de 2019

EL BDSM Y EL FEMINISMO


EL BDSM Y EL FEMINISMO


Esta reflexión la escribí hace tiempo, lo que pasa que tenía el blog inactivo y me he acordado de ella al hilo de algunas cosas que leo últimamente.
Para los que no lo sepáis yo soy ya muy vintage, 52 añitos, bastante bien llevados si se me permite decirlo. Cuando yo era una adolescente las cosas eran completamente distintas, aún así yo nunca me sentí víctima o vulnerable. Si que es verdad que había cosas que tenías que resolver por ti misma, eso era malo por lo de soledad  implicaba, pero tenía una ventaja, te enseñaba a luchar y a ser independiente, pero obviamente no todas teníamos el mismo carácter o la misma capacidad para defenderse, así que nada más lejos en mi intención que juzgar a alguien por lo que en algún determinado momento haya hecho o dejado hacer.
Pero he de reconocer que hay una tendencia en el feminismo actual que me pone un poco nerviosa. En primer lugar ese interés por victimizarnos y  hacernos creer que cualquier hombre es un potencial enemigo.
Leo algunas peticiones y razonamientos  que me dejan perpleja. Hace poco leía una petición de que si un hombre iba andando o corriendo detrás de una mujer, que la adelantase para que ella no se sintiese asustada por llevarla detrás. Pues imagínate si es un pobre hombre que no está muy en forma y no es capaz de adelantarla.
Yo antes salía a correr con mi perra a las 6.30 de la mañana y nunca sentí miedo al cruzarme con hombres, que era prácticamente lo único que había a esas horas.
Claro que también me enervan los hombres y mujeres que ante actitudes de mujeres fuertes que han pasado por abusos, como no van llorando por la vida, ponen en duda dichos abusos. Es verdad que a veces la fortaleza y autonomía de las mujeres intimida de tal forma a una sociedad que no está habituada a ello que hace que no se tenga empatía con sus problemas. Yo eso lo he vivido en mis propias carnes.
Hay otra cosa que me molesta en, digamos, el nuevo feminismo, que es intentar marcar lo que está bien o mal y si te sales de ese camino aunque sea totalmente voluntaria, pongan en duda tu capacidad de elección y decisión.
Una de las situaciones más evidentes a esto que acabo de exponer es cuando una mujer elije quedarse en casa para atender a sus hijos en lugar de su carrera profesional. Yo hace poco he hecho un curso de igualdad totalmente necesario para lo que está siendo mi vida profesional hasta ahora, la enseñanza. Bien, pues cuando una de mis compañeras dijo que ella había elegido el quedarse en casa a criar a su hijo, libremente, lo pusieron en duda, la docente y muchas de las otras compañeras. Le decían que en realidad había elegido quedarse en casa porque estaba alienada y sabía que su marido no iba a hacerlo y bueno, fue una movida interesante. Pero a mi lo que me llamó la atención es como tenían la osadía de cuestionarle sus motivaciones, como si ella tuviese un problema y no supiese discernir. Y os aseguro que la mujer era super inteligente y creativa, con las ideas muy claras. Pero esa superioridad moral que tienen ciertos colectivos a veces crean hasta rechazo.
Pero claro, imaginaros que si hay ciertas mujeres que no son capaces de entender que sacrifiques tu vida profesional por amor a tus hijos, lo de que tengas ciertos gustos sexuales ya les es totalmente incomprensible.
Y aquí llega el problema del BDSM, hay feministas llamadas prosexo, que defienden que cada una puede llevar su sexualidad como quiera independientemente de otras cosas. Pero hay una tendencia feminista muy extrema y cada vez más extendida que son incapaces de pensar que las mujeres podamos elegir libremente lo que nos gusta en la cama y en el día a día. Si lo pensáis es bastante contradictorio, ya que hablan de la independencia de la mujer para decidir sobre su cuerpo, pero luego son ellas las que ponen en duda la capacidad de esta mujer a decidir por si misma y a no dejarse influenciar por los deseos de su pareja.
Anda que no me he metido yo en disputas de este tipo cuando tenía la cuenta de gatadark y al final tenía que bloquear y parar porque al que acababan echando la culpa de todo era a mi pareja. Lo cual era curioso, porque que puede ser más humillante que el que piensen que eres tan tonta que no puedes opinar por ti misma.
A qué lavado de cerebro se piensan que he sido sometida para que me excite que me den bofetadas mientras me ahogo con una polla, o que me pongan el culo tan lleno de golpes que cada vez que me siente me duela y ese recordatorio del dolor haga que me excite.
¿Se puede ser feminista y sumisa? Yo tengo claro que si. Es más, cuando tienes una relación sexual vainilla, no te sientas a charlar con tu pareja que te gusta o no. En todas las relaciones BDSM que he tenido, aunque hayan sido para una sesión, han sido horas de conocimiento y charlas sobre gustos, preferencias y límites, todo ha sido consensuado y acordado.
¿Esto me excita porque estoy adoctrinada por unos roles patriarcales? No, es más, en una relación  patriarcal, la mujer no podría elegir como le gusta el sexo, no habría consenso. En la relación BDSM se realizan prácticas que satisfacen a ambas partes, la sumisa y la dominante. Si bien es verdad que mi parte sumisa hace que a veces mi satisfacción se centre en el placer de mi pareja, pero volvemos a lo mismo, es que eso es lo que me gusta. Para mi a veces el hecho de que mi Amo me dejase correrme después de horas e incluso días de negarme el orgasmo llegaba a ser un poco frustrante, era como si acabase el juego.
¿Sobrepasa el dominante los límites de su sumisa? Cuando la conoce bien, va subiendo grados de sadismo y sometimiento. Pero como he dicho antes, siempre habiéndose consensuado entre ambos que se iban a ir intentando superar ciertos límites. Yo como sumisa he disfrutado de cosas que en en principio no solo pensaba que no me iban a gustar, algunas hasta pensaba que ni sería capaz de soportarlas o realizarlas, y luego se convirtieron en mis favoritas. Por ejemplo, pasé de no gustarme especialmente el sexo anal a tener orgasmos solo con una penetración anal, sin ningún otro estímulo.
Además hay relaciones D/s entre mujeres dominantes y hombres sumisos, y yo personalmente con las que me he topado, los hombres eran heterosexuales y masculinos en su vida diaria, porque ahí hay otro mito: “Los sumisos son poco hombres”, esto daría para otra entrada.
Que alguien piense que mi rol de sumisa es  una manera de reflejar la sociedad patriarcal, está muy equivocada o equivocada. Esa actitud de superioridad moral con las que intentan incluso enseñarte lo que te debe gustar o no, para mi no es feminismo.
Yo disfrutaré con un “puta” o una buena hostia, pero votaré a quien yo considere, tomaré mis decisiones laborales oportunas, otra cosa es que me deje aconsejar por mi pareja igual que yo puedo aconsejarle a él. Y no dejaré que me humille delante de mi familia o mis amigos. El dominante de la relación tiene que saber cual es su límite también.
¿Hay relaciones de abuso en el BDSM? Por supuesto, porque las personas que practican el BDSM, son eso, seres humanos, así que las hay como en todos los demás tipos de pareja.
¿Hay falsos practicantes de BDSM que se creen que si “cazan” a una sumisa va a ser más fácil manejarla y abusar de ella?  Por supuesto. Pero si topan con una sumisa conocedora del BDSM, lo detectará, o no, porque volvemos a lo mismo. Los practicantes del BDSM somos personas normales.
Es probable que para algunas sumisas sea conflictivo el ser feminista y defender el derecho a decidir de las mujeres y, que por ejemplo ellas prefieran que su Amo elija su ropa. Bien, tú como sumisa has elegido vestirte como le gusta a él, y como feminista quieres que precisamente todas las mujeres tengan la capacidad de elegir exactamente lo que ellas quieren, sin que nadie limite su libertad.
Sobretodo yo como mujer quiero que respeten mis decisiones y que nadie condescendientemente me diga que estoy equivocada o alienada porque mis gustos no sean de su agrado.
Si yo miro ahora hacia atrás, recuerdo exactamente un momento en el que me sentí realmente humillada e insignificante, perfectamente, recuerdo hasta la fecha, y no fue en una práctica bedesemera.
Evidentemente, todo esto es mi opinión, no es nada académico, pero mi consejo es que si podéis, seáis mujer u hombre, hagáis lo que os haga sonreir, disfrutar, correros como fuentes. Aprovechad los momentos de felicidad y sobretodo tened cuidado de no lastimar a los demás.
Gata Dark dixit.

martes, 29 de octubre de 2019

EL CINE, EL PAYASO DIABÓLICO Y LAS BOLAS CHINAS


EL CINE, EL PAYASO DIABÓLICO Y LAS BOLAS CHINAS


María se tenía por una mujer valiente sin supersticiones ni miedos infundados y sobrenaturales, porque el miedo que tenía a los payasos era totalmente racional. De pequeña la primera vez que su padre la llevó al circo y que por desgracia no fue la última, se dio perfecta cuenta que los payasos eran malignos.
Se pegaban los unos a los otros, gritaban, tenían una nariz horrible y se tapaban la cara con un maquillaje diabólico. Si ocultaban su rostro por algo sería.
Cuando vio la miniserie IT, en la tele era muy jovencita y le dio un miedo atroz, vio las dos partes para ver el final pero decidió no volver a ver nada relacionado con payasos, hasta el muñeco del McDonald’s le parecía sospechoso.
Así que como es lógico Guillermo no  pudo dejar de aprovecharse de esta debilidad de María. Su relación iba avanzando tanto en el sentido emocional, a los dos les gustaba hacerse los duros, y en el sentido BDSM, a Guillermo le encantaba como una mujer tan fuerte y segura de si misma como María, disfrutaba de su lado sumiso cada vez más.
Así que se decidió a dar un paso arriesgado. Le dijo que quería que fuese con él al cine a ver It, y, aunque Guillermo había decidido mantenerse firme, cuando vio como palideció ella, casi le hace dar marcha atrás.
María lo pensó seriamente, le encantaba esos juegos de Amo/sumisa. Pero es que It…
ÉL le dijo que quería que hiciese eso por él y ella aceptó. Pero por supuesto si ver una película de un payaso diabólico ya no era suficiente tortura, a Guillermo se le habían ocurrido un montón de maldades más.
El día que iban a ir al cine, él llegó una hora antes a buscarla, le pidió que se desnudase y le hizo ponerse el plug y las bolas chinas, el lote completo

Le había comprado un juego de lencería que quería que se pusiese, el juego era precioso, de encaje verde y negro, pero claro él le dio su toque, echo una cantidad generosa de chinchetas en la copa del sujetador y le dijo que por cada grito que diese en el cine le estrujaría una teta. María era de las que gritaban, reían o lloraban sin pudor en el cine.
No habían llegado al coche y maría ya iba mojada, excitada y con las tetas ardiendo. El primer estrujón de tetas vino con el barquito de marras, mira que sabía que iba a aparecer el payaso, pero no lo pudo evitar. Guillermo le estrujo la teta sin piedad y le metió la mano entre las piernas, por suerte no había mucha gente en el cine, porque él empezó a jugar con las bolas, y no pudo evitar al notar lo mojada que ella estaba, dar un tirón de ellas y sacárselas, María ya no sabía ni de que iba la película, dio un gemido que no sonaba mucho a terror. Guillermo le dio las bolas chinas, empapadas en su propio placer y le dijo que se las metiese en la boca, así le sería más fácil no gritar, ella le miró atónita y obedeció, le costó un rato encajarlas en sus carrillos de modo que no le molestasen, pero evidentemente se notaba que tenía algo en los mofletes, intentó escurrirse en el asiento, pero otro estrujón en los pechos de Guillermo le dio una pista de que no estaba permitido esconderse. Guillermo le dijo al oído que se quitase la braga que él ya había dejado a media pierna, ella obedeció, y él se la dio a oler, olía a sexo que tiraba para atrás. Él sonrió y le susurró: “Parece que no estás pasándolo tan mal con el payaso”
Ella asintió y se limpió la baba que empezaba a caerle por la barbilla a causa de tener las bolas en la boca, Guillermo se las agarró y con la braga, madre mía la iba a estirar toda con lo mona que era, se las puso detrás y se las ató para que no se pudiese limpiar.
María reconoce que el resto de la película no le asustó mucho, más que nada porque no se enteró demasiado.
Entre pensar que la gente se diese cuenta de su situación, y Guillermo que no paraba de meterle los dedos y llevarla al límite, el plug que ya empezaba a molestarla o no, pero si a notarlo, realmente la película hacía tiempo que había desaparecido de su mente.
Justo cuando acabó, Guillermo la hizo levantarse, María se agobió un poco, este le puso la chaqueta sobre los hombros, así no se vería que estaban atadas, y salieron de la sala antes de que encendiesen las luces. Él lamió su cara para limpiar sus babas que ya caían hasta el escote, y ella pensó que en ese momento su barbilla estaba directamente conectada a su coño, porque este empezó a dar palmas.
Salió del cine con la cabeza baja para que su melena le tapase la cara, Guillermo la ayudó a subir al coche, porque obviamente no la desató y le puso el cinturón bien prieto para que fuese consciente de las chinchetas.
Por suerte fueron directos a casa de él, así ella no corría peligro de encontrarse a algún vecino o conocido.
Nada más cerrar la puerta, Guillermo, que estaba más excitado  que ella si era posible, la ayudó a sacarse las bolas de la boca, la besó con pasión y la arrodilló se sacó la polla y empezó a follarle la boca con pasión, con rabia, con deseo, de esa forma que a ella le encantaba y le hacía sentirse una Diosa deseada y en cierto modo poderosa ya que él se desenfrenaba y se dejaba llevar por el deseo desenfrenado.
Cuando se corrió en su garganta y ella se lo tragó todo con ese vicio que le volvía loco, la levantó, la tiró a la cama y empezó a masturbarla con los dedos y la boca, hasta que recuperó su propia erección, solo ella era capaz de excitarle así a pesar de su edad, la dio la vuelta, le arrancó el plug sim piedad y empezó a follarle el culo, diciéndole que se podía correr cuando quisiese. La capacidad de correrse con el sexo anal era algo que a ella aún le llamaba la atención, si le hubiesen dicho hace unos años que iba a llegar al orgasmo mientras le follaban el culo, sin necesidad de tocarle el clítoris o la vagina, no se lo hubiese creído.
Se corrieron los dos, y él la desató y le preparó la ducha. Estaba exhausta y deshidratada, se ducharon juntos, pero sin sexo, solo con besos y abrazos y ella le dijo que ahora iban a tener que dormir juntos unos días, porque iba a tener pesadilla con los payasos diabólicos.
Porque si algo le gustaba a María era dormir encajada en Guillermo, la barriguita de él encajaba justo con las curvas de ella, y el culo de ella tocaba tentadoramente la polla de él, y él se dormía estrujándole un pezón con sus dedos, los dos desnudos eran como las piezas perfectas de un puzle.
A María no le había importado ver una película de terror de un payaso, por amor se hacen muchas locuras, y tenerle a él a su lado en la cama, lo compensaba todo