LA
ENTREGA (para mi)
Cuando retomé el twitter y el
blog, escribí algo de como sentía la entrega y de como pensaba que la quería
sentir. De hecho, era tan poco yo, que la he borrado. La tengo guardada en el
ordenador y la he releído y no me reconozco, no solo por decir que no iba a
volver a sentir la entrega, que eso lo pensaba hasta hace nada, sino por la
cantidad de tonterías que me pasaban por la cabeza.
Muchas veces leo sobre BDSM, no
solo libros, también artículos, blogs, incluso en ocasiones alguien tiene la
osadía de decirme, sin conocerme en absoluto, que no debo ser buena sumisa, al
parecer no doy la imagen de sufrimiento y sacrificio que debe dar una sumisa,
incluso una vez un supuesto dom, me acusó de ser demasiado feliz.
El BDSM no es un camino de rosas,
y que no todo es tan bonito como lo pintan, que hay malos momentos, sí, pero, ¿y la vida? No es eso la vida, que
a veces parece que el mundo BDSM es ajeno a la vida cotidiana.
En mi primera experiencia D/s no
había fracaso, había experimento-error, experimento-éxito. A lo mejor era
porque los dos éramos de ciencias y muy jóvenes. Todo era diversión, cosas
nuevas, también dudas y el sentirnos unos bichos raros pervertidos, por supuesto,
¿quién no ha creído ser un bicho raro cuando se ha descubierto que le gustaban
ciertas cosas? Sobretodo en el pleistoceno, que es mi época de inicio.
Pero en ese momento, el no
llamado aún BDSM, me abrió el camino a como quería vivir mi vida y, siempre que
las circunstancias me lo han permitido, he sido fiel a ello, y no me refiero
solo al BDSM, sino a no someterme a ciertos patrones preestablecidos de una
sociedad que a día de hoy sigue siendo en su mayoría rancia y tradicional en
muchos aspectos, pues imaginaros hace 30 años.
Pero, cuando hace eones retomé mi
vida BDSM, aun reconociendo que viví muy buenos, buenísimos momentos, también
es verdad que vivía mi entrega de una manera más dramática y, aunque siempre he
sido muy cerebral, a veces, cuando no conseguía mis metas como sumisa, me
rayaba la cabeza demasiado. A veces creo que como sumisas, y hablo en femenino
porque hablo de mi, confundimos las metas, hablar de fracaso porque no has
soportado un plug o unas pinzas me parece excesivo, y eso es lo que yo he
aprendido de la entrega con el tiempo. Y os digo una cosa, el que era mi Amo
por entonces, no hacía más que animarme, era yo la que le daba una dimensión
mística exagerada, probablemente por las ganas que tenía de volver a vivir esa
entrega, la sobredimensionaba, hasta tal punto que acabé tan harta que la
infradimensioné (creo que esta palabra no existe).
Luego vinieron mis “Séculos
Escuros” y me pasó como a mi lengua madre, consistió en un terrible periodo de
decadencia anímica, bedesemera y de todo, drama Queen total.
Y ahora, con mi Amo, a veces
Tranquilo como Sean (Thornton o Mercer, me valen ambos) a veces Oscuro como
Vader, creo que he descubierto el verdadero significado de la entrega (más vale
tarde que nunca).
Para mí, repito, para mí, la
entrega es que mi Amo pulse botones que creía desconectados y de repente se
enciendan, que le falle y me sienta mal, que me pida sobrepasar límites y lo
haga y me sienta viva al hacerlo, pero sobretodo que sepa que si no los traspaso,
no habrá sido un fracaso y, que aunque le guste llamarme sumisa de todo a cien
para putearme, no habré perdido ni un ápice de mi valor como persona ni como
sumisa.
Para mi la entrega es sentirme mal
cuando fallo, porque todas las células de mi cuerpo quieren complacerle, pero
también es saber que ese fallo no afecta para nada al resto de mi vida, que
nunca me hace sentir inferior.
¿Hay cosas que no son perfectas?
Of course. ¿Hay cosas que me gustaría que cambiasen? Pos claro. Porque el BDSM
es vida y quien os diga que en su vida es todo perfecto es probable que mienta
o beba, mucho.
¿Estoy orgullosa de que el plug
me entre y salga ya del culo como un supositorio infantil? Sí, pero
evidentemente sé que tengo logros mucho más importantes en mi vida. Entonces, podéis
preguntaros: ¿Qué sacas de lo del plug o cualquier otra orden? Satisfacción,
felicidad, diversión, sí, porque para mi el BDSM es divertido, y, una conexión
con mi Amo, que nadie que no lo haya vivido lo podrá entender.
Este fin de semana mi Amo me dio
una orden que estaba prácticamente segura que no iba a ser capaz de llevar a
cabo, es que no tenía intención ni de intentarlo, la verdad, y de repente me
llegó un mensaje de él y: “Babidibabidibu”, fue como si me dijese unas palabras
mágicas y me lancé a ello, y en ese momento,
que estaba haciendo algo totalmente transgresor, que nunca había hecho por
nadie en mi vida, sentí nervios, vergüenza, excitación, orgullo, me sentí suya,
pero lo más importante, me sentí viva.
Y si no puedo, me siento mal,
pero no triste, y si Él no puede me asilvestro, lo que viene a ser que me quejo
y protesto, pero no me entristezco, y echo de menos a Amo, pero no me pongo
triste ni me siento abandonada como le digo a Él para incordiarlo (ahora si lee
esto voy a tener que cambiar de táctica de asilvestramiento).
Tengo claro lo que quiero que sea
mi entrega ahora:
algo que me haga sentir suya,
pero que siga siendo mía cuando haga falta,
algo que me llene, pero que si me
llega a faltar, no me haga sentir vacía,
algo que me duela, pero que ese
dolor empape mi coño,
algo que me haga sentir mal si le
fallo, pero que me haga sentir plena cuando me corrige o castiga,
algo que me gustaría sentir a
todas horas, pero que en realidad siento a todas horas en mi interior,
en definitiva,
algo que me haga sentir viva en
toda la plenitud de la palabra “vida”.
Y repito, esto es lo que YO SIENTO, no es un artículo de la universidad de Gor sobre la entrega, a mi no me dieron el título de sumi.
No intentéis
hacer esto en casa solos sin la supervisión de un Amo.
Como siempre,una maravilla de reflexión. Admirable
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